domingo, 5 de octubre de 2008

¿Romería o ronería en Vegueta?

OPINION
No puedo hacerme una idea del mosqueo tan grande que deben tener en estos momentos los vecinos de Vegueta después de la romería que se vivió ayer en su barrio, pero de lo que sí estoy seguro es que nunca había visto un "espectáculo" tan lamentable en los alrededores de la Plaza de Santa Ana.
Hace algunos años estuve en la romería del Rosario que cada año organiza la Asociación de Romeros y la pequeña fiesta que se celebraba en la Plaza de Santo Domingo. Aquella fiesta tenía su encanto y era muy curioso ver como las mulas pasaban por las calles de la capital. Aquella fiesta popular no era muy conocida y quizás tenía un sabor muy especial pero lo triste de estas fiestas es que, con el tiempo, cogen mayor popularidad, se convierten en eventos a los que cada vez acuden más personas y van perdiendo su idiosincracia. De hecho ayer, uno de los organizadores me decía que "la romería se ha convertido en un mogollón de carnaval con gente sin estilo disfrazada de magos". No le falta razón a este buen hombre y es que más de uno se cree que por vestirse con el traje típico tiene licencia para todo.
Cuando ayer llegué a Vegueta lo primero que percibí a las 9 de la noche no fue el fantástico olor a carne asada, sino un tufo nauseabundo que tiraba p´atrás. Caminaba de la Casa de Colón hacia la Catedral por la calle San Marcial intentando evitar los charcos y regueros de restos humanos (vamos, de meado) mientras esquivaba a la tropa de chiquillos que apenas superarían la mayoría de edad y que gritaban preguntándose por Yunaisa y Zuleima. Fue llegar a la esquina con Obispo Codina cuando me sorprendió la cantidad de gente que hábía en la Plaza Santa Ana. Todos ataviados con sus trajes típicos y muchos con sus bolsas e incluso carros de supermercado cargados de botellas (¡hay que ver como está pegando la crisis, que hasta ví alguna marca blanca de ron!). La cantidad de chiquillajes y coyotes al estilo Ricky Martin hizo que huyera de la zona de las Casas Consistoriales y me encaminara hasta la Plaza Santo Domingo. No sin antes ver como 3 gandules ataviados con sus mejores galas daban muestras de su "arte y poderío" miccionando (vamos, meaban) contra un coche aparcado en Doctor Chil. ¡Qué ejemplo de civismo. Que conste que soy pacífico y no me gusta gritar, pero si soy el dueño del coche, les parto la cara!.
Santo Domingo sigue siendo el epicentro de estas fiestas y eso se nota. Uno se reencuentra con viejos amigos e incluso familiares y es ahí donde se respiraba el verdadero ambiente de este tipo de citas. La verdad es que la iniciativa de recuperar los bochinches y que uno se pueda comer "un cacho casne de cerdo", mientras escucha alguna folía, se agradece. También es entrañable el ambiente que se respira en varios clubs sociales o en la propia casa de la "Orden del Cachorro canario".
Para terminar una pregunta: ¿alguien conoce si hay una estadística que determine cuántos baños químicos y contenedores deben habilitarse para eventos en los que se concentran un elevado número de personas?. Me da que en el Ayuntamiento no aprobaron matemáticas o ayer se vieron desbordados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí señor. Aquello daba asco anoche. Hay que pasar la romería al domingo por la mañana y el Ayuntamiento que se ponga las pilas.

Anónimo dijo...

Muy buena tu cronica, pero no comentas nada sobre el escaso número de policias. Si hubiera pasado algo grave habría sido un desastre. No comentas nada de eso. Soy partidario de pasarla al domingo.